miércoles, 18 de noviembre de 2009

La Historia de Pipo



Hace unos días alguien subió al portal de MASCOTANDIL en Facebook un comentario muy conmovedor sobre un bretón con un tumor en la cabeza que había visto en Saavedra al 100. Mariana y Elsa fueron al lugar, hablaron con los dueños del perro y se enteraron de su historia.
Hace poco más de un año Pipo fue encontrado perdido en el campo y ellos lo adoptaron. Era un animal ya grande y, según contó su dueño, muy obediente y tranquilo, como si hubiera vivido en una casa en la ciudad y no en el campo. Jorge y su esposa notaron que tenía un costado de la cara un poco hinchada, pero lo atribuyeron a un golpe que alguien le había dado o tal vez a un auto en la ruta que lo rozó…
Sin embargo, a pesar del tratamiento veterinario, el estado de Pipo no era estable. Había períodos que parecía mejorar, pero otros en que empeoraba. Hace como tres meses sus dueños fueron informados que Pipo tenía un tumor que era inoperable y que su enfermedad era irreversible. Ya no podía comer los huesos que tanto le gustaban y comía carne picada. Su familia sabía que pronto tenían que tomar una decisión dolorosa pero necesaria.
Mariana y Elsa se ofrecieron para llevar al animal a una veterinaria para que evaluaran su situación y si el perro estaba sufriendo y ya no había más nada que hacer por su bienestar, habría que eutanasiarlo. Después de largos minutos, sus dueños dieron su consentimiento, aceptando hacerse cargo de los gastos. Lamentablemente, como podrán imaginarse, la veterinaria que lo revisó confirmó lo que temíamos y se hizo lo acordado. Pipo se fue de este mundo durmiendo y dejó de sufrir.
Nos gustaría que esta historia le sirva a todos los dueños de animales con enfermedades incurables que causen sufrimiento. Ellos no pueden decirnos con palabras qué es lo que sienten y está en nosotros, los dueños de las mascotas, interpretar su lenguaje. Nadie dice que sea fácil decidir sobre la vida o la muerte de nuestros ‘hermanos menores’, pero siempre podemos pedir ayuda, consejo y rogar que la decisión que tomemos sea la mejor para ellos aunque a nosotros nos duela el corazón.

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